El árbitro de Primera División debió cambiar su labor de profesor de educación física en el programa Elige Vivir Sano por un rol activo en la atención de pacientes en el CESFAM de Alto Jahuel. “Es una gran experiencia y enseñanza de vida”, confiesa el profesional.
Por Daniel Pérez Pavez
Si la pandemia nos cambió la vida a todos, a muchos profesionales también los puso frente a desafíos impensados. Árbitro de Primera División y preparador físico, Francisco Gilabert se desempeñaba hace 6 años como profesor en el programa de salud Elige Vivir Sano en la comuna de Buin, hasta que la emergencia sanitaria lo instaló en primera línea de la lucha contra el coronavirus.
“Por la contingencia, he tenido que adaptar mi labor normal, que era hacer clases de educación física a gente prehipertensa o prediabética. Como no podemos tener contacto, ahora mi función se ha centrado en el CESFAM de Alto Jahuel, que es el centro de operaciones del sector cordillera de Buin. Y estoy cumpliendo con la atención directa de público, haciendo Triage, con entrevistas para saber donde derivar la atención, si el paciente es respiratorio o de morbilidad, por ejemplo y, a la vez, apoyando la labor de farmacia, con la entrega de remedios y de leche para los pequeños”, relata Francisco.
El Triage es un protocolo internacional que permite clasificar a los pacientes según su riesgo y gravedad para priorizar correctamente las atenciones. Así, el referí debió interiorizarse de un tema tan ajeno al mundo de los cobros o las tarjetas en la cancha. “Me pone en contacto directo con la gente, en el sentido de definir bien si la persona que pide atención se envía a respiratorio o no, según qué síntomas presenta. He debido perfeccionarme para hacer un buen Triage, que es una entrevista directa donde se pregunta desde los síntomas hasta otros aspectos importantes para atender a la persona”, precisa.
Gilabert entrega leche a una usuaria del Cesfam. FOTO ARBIFUP.CL
–¿De qué forma opera el sistema de trabajo?
-Obviamente, en la puerta del CESFAM estoy acompañado por kinesiólogos, porque no tengo tanta expertiz, pero me apoyo en ellos y he ido mejorando, intento dar lo mejor de mi esfuerzo. Hay que entrevistar a la persona y destinarla al box que corresponde evitando que haya contaminación en alguna etapa. Es una gran responsabilidad y actúo de acuerdo a ello, pues de lo que pase en el inicio depende mucho lo que suceda en el proceso posterior.
-La protección y seguridad es fundamental…
-Utilizo escudo facial, mascarilla, guantes, la limpieza constante de manos con alcohol gel. Si yo defino quien debe ingresar, al entrar al Cesfam debo tomar la temperatura del paciente, lo que tenga que ver con la higene, porque existe un protocolo para que ingrese o no al centro. Con la entrega de la leche y los remedios es mas sencillo, la persona lo retira con su carnet y la receta.
-¿Cómo toma la familia una tarea tan compleja?
-Soy papá de dos niños, uno de 5 años y una guagüita de dos meses y medio y lo que más preocupa son ellos, por supuesto. Vengo a trabajar con todos los resguardos, y con la incertidumbre de que eventualmente me pudiera contagiar, pero con la mejor actitud y atento a cada situación para que no ocurra. Siempre estoy pensando en que una persona puede ser portador y me mantengo más alerta que nunca. El CESFAM abarca una zona amplia, con sectores poblados y es un trabajo muy dinámico.
-Eso se llama una real reconversión laboral…
-Mi trabajo era en terreno, constantemente estaba afuera y venía a Alto Jahuel por cuestión administrativa a integrar gente al programa. Ahora me ha tocado vivir desde adentro el proceso y ahí uno conoce y valora a los profesionales que trabajan en la salud, que son personas de bajo perfil pero dispuestas a entregarse por la comunidad. Y con poco hacen mucho. Son profesionales de alto nivel y comprometidos, me gusta la calidez de la gente con que trabajo. Cuando pasa esto la comunidad se une y todos están desarrollando sus funciones. Aquí el autocuidado es lo prioritario. Trabajamos en tres turnos de 20 funcionarios, con dos semanas laborales y dos se descanso.El árbitro en su preparación para el retorno del fútbol. ARBIFUP.CL
-Presumo que nunca en tu vida imaginaste vivir una experiencia así, Francisco.
-Es una situación inesperada, y ahora día a día lo tomo como una enseñanza de vida, eso es lo mas valioso. Primero porque valoro cosas que antes parecían naturales, como llegar a la casa: hoy es todo un evento, tengo que cambiarme ropa y asearme para abrazar a mis hijos. Es muy valioso en lo humano, pero si no aprendemos de esto, no va a servir de nada todo lo que estamos viviendo.
-¿Y cómo lo compatibilizas con la preparación para el retorno al fútbol?
-En las dos semanas libres entreno a full mañana y tarde, tengo una trotadora y una cancha cerca, así que no he parado. Y cuando trabajo entreno una hora, después de llegar y ducharme. Estoy con la ilusión de que todo vuelva a la normalidad; uno nunca deja de pensar en el arbitraje, es una verdadera pasión. Se nos han enviado pautas, se hace seguimiento con videollamadas, en fin. Claro que no es lo mismo en cuanto a los espacios, los tiempos, las cargas. Como profe conozco el tema, uno trata de ordenarse y comer menos, por ejemplo, pero en la casa cuesta mucho más. En la rutina normal uno funciona como reloj, pero ahora es todo nuevo y exige aún más dedicación y profesionalismo.