Denisse Rivera concilia su actividad profesional como referí del torneo femenino con el valioso trabajo de técnica en enfermería de un hospital capitalino, convencida de que “con esfuerzo una puede hacer todo lo que se proponga”.
Por Daniel Pérez Pavez
Las emociones más intensas de Denisse Rivera son tan diferentes como las actividades que desarrolla. Árbitra del campeonato femenino y técnica en enfermería, la joven confiesa que dirigir en la cancha y atender a un paciente en plena pandemia satisface por igual sus intereses personales, en una etapa en que –además-, dedica tiempo a estudiar auditoría.
El 2009 entró al INAF y cuatro años después decidió convertirse en “Tens” (Técnica en Enfermería), una de las funciones más reconocidas por su labor durante la crisis sanitaria. Su primera experiencia en un equipo médico fue en el Hospital Barros Luco, pero hoy se desempeña en el Hospital de la Asociación Chilena de Seguridad, comprometida con una labor encomiable en la lucha contra el Covid 19.
“Me decidí a estudiar cuando en una ocasión estaba arbitrando en el fútbol infantil y se accidentó un niño. Al chocar con el arco sufrió una herida y fue una emergencia que me dejó impresionada. Suspendimos el partido y quedé afectaba, pensando como podría ayudar si algo similar le ocurría, por ejemplo, a mi hermana menor. Y busqué un instituto de buen nivel para capacitarme de la mejor forma”, explica Denisse.
–¿Y cómo fue tu camino al referato?
– Yo reconozco que no jugaba fútbol y, aunque valoro la experiencia en otras personas, en mi caso lo considero una virtud porque aprendí desde cero en el INAF y creo que me permitió absorber mejor lo que me enseñaban. Quizás si hubiese jugado habría tenido algún reparo cuando me enseñaran las reglas del juego… Yo estudié con Dione Rissios, con la que somos amigas desde el amateur, donde también conocí a Leslie Vásquez y a Cindy Nahuelcoy.
– ¿Cuál fue tu motivación?
– Fue un desafío para demostrar que las mujeres podemos cursar carreras ‘masculinas’. Cuando chica me decían que el fútbol era una cosa de hombres, una especie de estigma respecto a lo que uno puede o no hacer. Después uno cambia esas ideas porque las mujeres pueden hacer lo que se propongan. Soy la primera de mi familia relacionada con el futbol y, ahora, todos -mi gente y Camilo- me van a apoyar al estadio.
–¿Alguna experiencia que te haya marcado en la cancha?
-Hasta ahora sólo he sido cuarta árbitra en un partido internacional, entre Chile y Sudáfrica en el estadio Sausalito. Fue una linda experiencia junto a grandes árbitras, María Belén Carvajal, Loreto Toloza y Leslie Vásquez, y es el partido más trascendente que recuerdo. Pero la mayor emoción la viví cuando dirigí la final del Clausura 2018 entre Santiago Morning y Palestino. Al terminar el juego salí muy emocionada de la cancha y no pude evitar llorar en el camarín. Ahora estoy enfocada en la preparación para la reanudación del torneo y ojalá el fútbol vuelva pronto, cuando ya estén las condiciones.
– Y ahora estás con delantal, guantes y mascarilla, atendiendo en medio de una dramática pandemia…
– El Hospital de la AChs se ha ido adaptando a la contingencia, con varios pisos especialmente dedicados a la atención de enfermos respiratorios, porque aumenta la gente contagiada, que ahora llega más complicada y requiere mayor cuidado. Yo pasé del piso del Covid a otro de mayor complejidad, donde hay pacientes intubados, en situación delicada. Y si mis jefes me destinaron ahí lo tomo como un nuevo desafío y responsabilidad, además de la opción de seguir aprendiendo. No siempre se da la oportunidad, así como tampoco nadie tiene la experiencia de haber vivido una pandemia.
– ¿Como sintetizarías tus funciones en el hospital, Denisse?
– Dar los cuidados básicos a un paciente, el control constante de signos vitales. Como es respiratorio, lo fundamental es saber cuánto satura un paciente; controlar el tema de las posiciones, atenderlo en lo que necesite, estar siempre disponible a esas necesidades. Los turnos son de 12 horas y es duro, pero me gusta trabajar en salud porque se puede ayuda a la gente… Es difícil, nadie conoce una pandemia así, hay una adaptación completa del sistema, el personal, las salas, protocolos. Cada vez se cumplen más procedimientos nuevos, ahora hay un protocolo establecido para los pacientes de cierta complejidad, un control más minucioso. Tengo amigas en otros hospitales, hablamos por wasap de la experiencia y hay compañeras que, incluso, se han contagiado.
– Mirando la situación desde adentro, ¿qué le recomendarías a la gente?
– A uno lo que la mueve es ayudar. Yo estoy exponiendo a toda mi familia a contagiarla, pero el hospital nos brinda todas las opciones para cuidarse, incluso allá tengo toda mi ropa de trabajo. Los cuidados y exigencias detrás de esto son enormes, uno debe cuidarse por la familia y los pacientes, pero ayudar a los enfermos es lo principa, para que la gente se recupere y vuelva a su casa. Pese a que muchos no han tomado conciencia, ojalá la gente sepa que es triste estar enfermo; que se cuide y cuide a su familia.